Y debo decir que confío plenamente en la casualidad de haberte conocido.
Que nunca intentaré olvidarte, y que si lo hiciera, no lo conseguiría.
Que me encantaba mirarte distraído y que te hacía mio con verte de lejos.
Que adoraba tus lunares y tu cuello me parecía el paraíso.
Que no fuiste el amor de mi vida, ni de mis días, ni de momentos.
Pero que te quise, que te quiero, aunque estemos destinados a no ser
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